
Panamá vivió una noche inolvidable en el Estadio Rommel Fernández al lograr su clasificación al Mundial de Norteamérica 2026 con una contundente victoria 3-0 sobre El Salvador, un resultado que desató una celebración nacional y confirmó el renacer del fútbol panameño. Los goles de César Blackman al 17’, Éric Davis desde el punto penal en el 45+3’ y José Rodríguez al 85’ encendieron a un coliseo repleto, que vibró de principio a fin en una jornada cargada de tensión, dependencia de otros resultados y un desenlace que se recordará por años.
Panamá llegaba a la última fecha empatado con Surinam en lo más alto del Grupo A, obligado no solo a ganar sino a hacerlo con contundencia o esperar un tropiezo de su rival, que al mismo tiempo se jugaba el boleto directo en su visita a Guatemala. Mientras los dirigidos por Thomas Christiansen imponían su ritmo desde temprano, el marcador en El Trébol mantenía la respiración de todos en suspenso. Pero el segundo tiempo cambió el panorama: Guatemala golpeó fuerte, se adelantó 3-0 y abrió el camino para que Panamá dependiera únicamente de sí misma.
El Rommel explotó cuando cayó el tercer gol panameño, un remate de Rodríguez que sentenció el partido y encendió definitivamente la fiesta. Surinam descontó tarde para el 3-1, pero ya no tenía margen. Todo estaba dicho. Panamá firmaba su segunda clasificación mundialista, la primera desde Rusia 2018, tras una eliminatoria en la que no conoció la derrota y en la que consolidó un estilo de posesión y paciencia que refleja la mano de Thomas Christiansen, un técnico que no ocultó su emoción: “La gente no sabe el sacrificio que es… pero días como hoy lo recompensan todo”, dijo con la voz entrecortada.
La celebración trascendió las tribunas. Miles de fanáticos inundaron calles, avenidas y plazas de todo el país. En la capital, una caravana improvisada acompañó al equipo entre cantos, banderas y tambores. Desde ventanas, autos y esquinas se escuchaba el “¡Vamos Panamá!” mezclado con ritmos de Patria, de Rubén Blades, y otras melodías que, una vez más, se convirtieron en banda sonora nacional.
En un país donde el béisbol y el boxeo han marcado la historia deportiva, el fútbol vuelve a reclamar su espacio, impulsado por figuras que ya compiten en popularidad con leyendas como Roberto “Manos de Piedra” Durán y Mariano Rivera. Esta clasificación confirma que la pasión por “La Sele” sigue creciendo, y que el sueño de volver a vivir un Mundial ya no es una ilusión remota, sino una realidad que Panamá celebra con orgullo.









