
REDACCIÓN | Panamá en Directo
Panamá | marzo 17, 2025Audio generado por AI para Panamá en Directo
Panamá en Directo | Carney rompe con la tradición y visita Europa antes que E.U. en su primer viaje oficial
Mark Carney, el nuevo primer ministro de Canadá, ha roto con la tradición al elegir Europa en lugar de Estados Unidos como destino de su primer viaje oficial al extranjero. Su cálida acogida en Francia y el Reino Unido contrasta fuertemente con la creciente tensión entre Canadá y su vecino del sur.
El lunes, Carney fue recibido en París por el presidente Emmanuel Macron antes de viajar a Londres, donde se reunió con el primer ministro británico Keir Starmer y sostuvo una audiencia privada con el rey Carlos III, jefe de Estado tanto del Reino Unido como de Canadá.
Durante una conferencia de prensa en el Palacio del Elíseo, Carney alternó entre francés e inglés para enfatizar la cercanía de su país con Europa. “Canadá es el más europeo de los países no europeos”, declaró, comprometiéndose a ser un “socio fiable, fuerte y digno de confianza” para Francia. Por su parte, Macron elogió la relación histórica entre ambos países y calificó a Carney como “un amigo” recibido “con gran alegría”.
Tensión con E.U. y amenazas de anexión
El viaje de Carney se produce en un contexto de relaciones deterioradas con Washington, impulsadas por las recientes medidas del presidente Donald Trump. Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha impuesto aranceles severos a Canadá, ha sugerido que el país debería convertirse en el “estado número 51” de Estados Unidos y ha menospreciado repetidamente al ex primer ministro Justin Trudeau, a quien llamaba “gobernador” en lugar de “primer ministro”.
Carney rechazó de manera tajante cualquier insinuación sobre la anexión de Canadá, calificándola de “impensable” e “irrespetuosa”. En Londres, advirtió que Trump debía cesar con esos comentarios antes de que ambos gobiernos puedan entablar un diálogo sobre su relación bilateral.
El primer ministro canadiense también reveló que su país está reconsiderando la compra de aviones de combate F-35 fabricados en EE.UU. y mencionó conversaciones con líderes británicos y franceses sobre el fortalecimiento de la cooperación en materia de seguridad, defensa y economía. No obstante, dejó la puerta abierta a futuras negociaciones con Washington, señalando que Canadá sigue dispuesta a discutir su relación comercial y de seguridad con EE.UU. “Cuando Estados Unidos esté listo para esa conversación, estaremos más que dispuestos a sentarnos”, afirmó Carney en Londres.
Un impulso político inesperado
Carney, quien nunca antes había ocupado un cargo político en Canadá, liderará al Partido Liberal en las elecciones federales previstas para este año. Hasta hace pocas semanas, los liberales parecían encaminados a una contundente derrota ante los conservadores, encabezados por el polémico Pierre Poilievre. Sin embargo, las amenazas de Trump a la economía y soberanía canadiense han revitalizado a los liberales, haciendo que la contienda electoral sea mucho más reñida de lo previsto.
Desde su investidura el viernes, Carney ha mantenido conversaciones con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski sobre la guerra en Ucrania y con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sobre el financiamiento de la rearmamentación europea ante la incertidumbre sobre el apoyo militar estadounidense.
En París, Carney elogió a Macron como un “hombre de acción” que ha liderado a Europa en tiempos de crisis. “En medio de una crisis hay que actuar. Lamentablemente, estamos en una crisis económica y geopolítica. Pero cuando se actúa, hay que hacerlo con valores: soberanía, solidaridad, dinamismo y sostenibilidad. Estos valores son fundamentales para nosotros”, afirmó.
El nuevo primer ministro también aprovechó su visita a Londres para invitar a Zelenski a la cumbre del G7 que Canadá organizará este año en Alberta.
Carney es una figura conocida en el Reino Unido debido a su papel como gobernador del Banco de Inglaterra entre 2013 y 2020, periodo en el que supervisó la recuperación tras la crisis financiera de 2008. Durante su gestión, advirtió sobre los riesgos económicos del Brexit, lo que le valió críticas de sectores conservadores británicos.