
REDACCIÓN | Panamá en Directo
Panamá | mayo 7, 2025Audio generado por AI para Panamá en Directo
Panamá en Directo | El mundo espera mientras los cardenales sellan la Capilla Sixtina
El silencio de la elección: los cardenales sellan la Capilla Sixtina en busca del nuevo Papa
Bajo los frescos inmortales del Juicio Final de Miguel Ángel, en un recinto cargado de siglos de historia y misterio, 133 cardenales electores ingresaron esta tarde a la Capilla Sixtina, sellando simbólicamente su aislamiento del mundo exterior con la fórmula ancestral: “Extra Omnes”. Con estas dos palabras, pronunciadas con voz solemne por monseñor Diego Ravelli, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, se cerraron las pesadas puertas del lugar más emblemático de la cristiandad, dando inicio formal al Cónclave del que emergerá el sucesor de Pedro.
La invocación al Espíritu, la caminata del discernimiento
Todo comenzó en la Capilla Paulina, donde los purpurados, revestidos con sus hábitos corales, se congregaron para orar juntos la antigua invocación al Espíritu Creador: «Veni Creator Spiritus, mentes tuorum visita…». En procesión lenta y solemne, cruzaron la Sala Regia, escoltados por las Letanías de los Santos que resonaban en los corredores del Palacio Apostólico. Los acompañaban no solo los cantos y oraciones, sino también una carga espiritual palpable: la responsabilidad de discernir, a puerta cerrada, quién será el nuevo guía espiritual de más de 1.300 millones de católicos en el mundo.
Se trató de una imagen poderosa: una larga columna de cardenales con vestiduras púrpuras, flanqueada por algunos hábitos negros de las iglesias de rito oriental y el blanco dominico del cardenal Timothy Radcliffe, avanzando bajo las bóvedas históricas del Vaticano. Entre ellos, rostros ya conocidos por el gran público y otros que por primera vez ocupan el centro de esta escena decisiva.
Una Capilla preparada al detalle
Desde la jornada anterior, todo estaba dispuesto en la Capilla Sixtina con meticulosa precisión. Los bancos de madera de cerezo, identificados con los nombres completos de cada cardenal, estaban organizados en dos niveles. Las sillas de terciopelo, los manteles carmesí, las papeletas, las canicas para la elección de escrutadores y auditores, el hilo y la aguja que perforarán cada voto en la palabra Eligo antes de ser quemado en la estufa: nada se dejó al azar.
El más joven entre los electores, el ucraniano Mykola Byčok, de apenas 45 años y obispo de la eparquía greco-católica en Melbourne, contrasta con el cardenal más anciano, el español Carlos Osoro Sierra, arzobispo emérito de Madrid, a punto de alcanzar los 80 años. Presente también, aunque hasta último momento estuvo en duda por cuestiones de salud, el cardenal bosnio Vinko Puljić, quien ingresó ayudado por un bastón y el brazo de un prelado.
El juramento sobre el Evangelio
Una vez dentro, los cardenales se ubicaron según el orden establecido por rango y fecha de creación. El primero en ingresar fue el cardenal diácono George Koovakad, ex prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso. Cerró la procesión el cardenal Pietro Parolin, decano del Colegio Cardenalicio y ex secretario de Estado. Fue precisamente él quien pronunció la fórmula introductoria del juramento colectivo en latín, ante el atril que sostiene el Evangelio abierto.
Después, uno por uno, cada cardenal se acercó para jurar solemnemente sobre el texto sagrado: “Et ego… cardinalis… promitto, voveo et iuro… Sic me Deus adiuvet et haec Sancta Dei Evangelia, quae manu mea tango”. Con este acto, cada uno sella su compromiso de actuar con recta intención, movido únicamente por el deseo de cumplir la voluntad de Dios y velar por el bien de toda la Iglesia.
Un cónclave sin precedentes
Este Cónclave no solo es el más concurrido de la historia, con 133 cardenales, sino también uno de los más diversos. Participan representantes de 70 países de los cinco continentes, reflejando la universalidad que el Papa Francisco promovió durante su pontificado, a través de diez consistorios que dieron voz a diócesis pequeñas, comunidades perseguidas, y regiones olvidadas.
Esta mañana, durante la Misa Pro eligendo Pontifice, el cardenal decano trazó el perfil deseado: un Papa pastor, constructor de puentes, rostro de una Iglesia samaritana, y maestro de humanidad. Una figura comprometida con continuar el proceso de reformas iniciado por Francisco.
El estallido del cierre
Cuando el reloj marcó las 17:46, y tras la meditación ofrecida por el cardenal Raniero Cantalamessa —predicador emérito de la Casa Pontificia—, él y monseñor Ravelli salieron discretamente de la Capilla Sixtina. Entonces, fue Koovakad quien empujó las puertas y las cerró con un estallido. El murmullo de las multitudes reunidas en la Plaza de San Pedro dio paso al silencio. La estufa espera. La Iglesia también.
Desde las grandes pantallas instaladas en la plaza, miles de fieles observan la chimenea que pronto se teñirá de negro o blanco. El mundo aguarda. El nuevo Papa está entre esos muros. Pronto tendrá un nombre.