Elecciones en Turquía: ¿Será Erdogan reelegido como presidente?

Elecciones en Turquía: ¿Será Erdogan reelegido como presidente?

Con la economía en crisis, las elecciones presidenciales y parlamentarias del próximo domingo en Turquía se están perfilando como un referéndum sobre el largo mandato del presidente Recep Tayyip Erdogan, el político dominante del país en las últimas dos décadas.

Erdogan, de 69 años, ha liderado Turquía desde 2003, cuando se convirtió en primer ministro. Al principio, fue ampliamente aclamado como un demócrata islamista que prometió convertir al país predominantemente musulmán y miembro de la OTAN en un puente entre el mundo musulmán y Occidente.

Recientemente, los críticos lo han acusado de gestionar mal una profunda crisis económica. Ahora, Erdogan, quien ha logrado rechazar a los retadores con un estilo populista ardiente, se encuentra en una carrera extremadamente reñida mientras busca un tercer mandato presidencial de cinco años.

La mayor preocupación de los votantes es la tambaleante economía, la inflación superó el 80 por ciento el año pasado y ha erosionado severamente el poder adquisitivo de la población.

El gobierno también ha sido criticado por su respuesta inicialmente lenta a los terremotos catastróficos de febrero, que dejaron más de 50.000 personas muertas. El desastre natural planteó preguntas sobre si el gobierno tenía parte de la responsabilidad en una serie de proyectos de construcción deficientes en todo el país que contribuyeron al elevado número de muertes.

Las elecciones también podrían afectar la posición geopolítica de Turquía. Las relaciones del país con Estados Unidos y otros aliados de la OTAN se han tensado a medida que Erdogan ha fortalecido los lazos con Rusia, incluso después de su invasión de Ucrania.

Cuando Erdogan se convirtió por primera vez en primer ministro en 2003, muchos turcos lo vieron como una figura dinámica que prometía un futuro económico brillante. Y durante muchos años, su gobierno cumplió. Los ingresos aumentaron, encaminando a millones de turcos a la clase media mientras se construían nuevos aeropuertos, carreteras y hospitales en todo el país. También redujo el poder de la élite secular del país y domó al ejército, que había tenido una gran influencia desde la fundación de Turquía en 1923.

Pero en los últimos años, y especialmente desde que se convirtió en presidente en 2014, los críticos han acusado a Erdogan de usar el proceso democrático para mejorar sus poderes, empujando al país hacia la autocracia.

Todo el tiempo, Erdogan y su Partido de la Justicia y el Desarrollo siguieron siendo una fuerza en las urnas, ganando elecciones y pasando referendos que permitieron a Erdogan tomar aún más poder, en gran medida con el apoyo de los votantes religiosamente conservadores más pobres.

Pero cuando iniciaron los problemas económicos alrededor de 2014, el valor de la moneda nacional se erosionó, los inversionistas extranjeros huyeron y, más recientemente, la inflación se disparó. Erdogan se ganó entonces la reputación de marginar a cualquiera que lo desafiara. Después de un intento de golpe de estado en 2016, su gobierno encarceló a decenas de miles de personas acusadas de pertenecer al movimiento religioso anteriormente aliado con Erdogan al que el gobierno acusó de cocinar el complot para derrocarlo. Más de 100.000 personas fueron removidas de los trabajos estatales. Hoy en día, Turquía es uno de los principales carceleros de periodistas del mundo.

Erdogan enfrenta una fuerte competencia de una oposición recién unificada que ha apelado a la desilusión de los votantes con su liderazgo de la economía y lo que llaman su impulso por un gobierno de un solo hombre. Apoyan a un candidato, Kemal Kilicdaroglu, un funcionario civil retirado que ha prometido restaurar la democracia turca y la independencia de los organismos estatales como el banco central mientras mejora las relaciones con Occidente. Kilicdaroglu es el líder del Partido Popular Republicano.

Las encuestas recientes sugieren una ligera ventaja para Kilicdaroglu, de 74 años, quien está haciendo campaña en oposición no solo a las políticas de Erdogan, sino también a su estilo brusco. Se ha presentado como un hombre común y estable y ha prometido retirarse después de un mandato para pasar tiempo con sus nietos.

Al igual que en elecciones anteriores, Erdogan ha utilizado sus ampliados poderes presidenciales para tratar de inclinar el campo de juego a su favor. En los últimos meses, ha aumentado el salario mínimo, ha aumentado los salarios de los funcionarios públicos, ha aumentado la ayuda a las familias pobres y ha cambiado las regulaciones para permitir que millones de turcos reciban sus pensiones del gobierno antes, todo para proteger a los votantes de los efectos de los precios crecientes.

Los medios de comunicación, en su mayoría controlados por empresas privadas leales al gobierno, funcionan como máquinas de propaganda leales. Los periodistas pro-gobierno han minimizado la crisis económica y han presentado la respuesta de Erdogan a la crisis del terremoto como heroica.

Los votantes emitirán sus votos para el presidente y el Parlamento en las urnas de todo el país, que se abrirán el domingo a las 8 a.m. hora local y cerrarán a las 5 p.m. Se espera que los resultados preliminares presidenciales se publiquen esa misma noche, y los resultados parlamentarios el lunes. Si ningún candidato gana más del 50 por ciento de los votos, las elecciones pasarán a una segunda vuelta el 28 de mayo.