
OPONIÓN | Israel H. Cedeño-González*
El mes de octubre se viste de rosa, y cada vez más, se une la causa del cáncer de próstata con el azul, para recordarnos la crucial importancia de la prevención y detección temprana del cáncer de mama y de próstata. Esta marea de concienciación, aunque simbólica y poderosa, debe ser un catalizador para un compromiso de salud pública y personal que se extienda a lo largo de todo el año.
El símbolo y su origen: La cinta rosada
La cinta rosada es el símbolo internacionalmente reconocido de la lucha contra el cáncer de mama. Su origen moderno se remonta a principios de la década de 1990. Inicialmente, una mujer llamada Charlotte Hayley distribuyó lazos de color melón para presionar por más fondos de investigación, inspirando el concepto. Sin embargo, fue en 1992 cuando Evelyn Lauder, vicepresidenta de Estée Lauder y sobreviviente de cáncer de mama, junto con Alexandra Penney, editora en jefe de la revista Self, adoptaron el color rosa para su campaña anual de concienciación, fundando la Fundación para la Investigación del Cáncer de Mama. Así, la cinta rosa se consolidó como el emblema de la detección oportuna y la esperanza. Octubre fue adoptado para esta campaña, conocido como «Octubre Rosa», debido a que históricamente se convirtió en el mes de las principales actividades de concienciación y promoción de la salud mamaria a nivel global.
La imperativa científica de la detección precoz
Desde una perspectiva científica y de salud pública, la detección temprana es la herramienta más poderosa para combatir el cáncer. El cáncer de mama y el de próstata se caracterizan por tener una alta probabilidad de curación si se detectan en etapas localizadas.
Cáncer de Mama: A nivel mundial, el cáncer de mama sigue siendo la causa más común de muerte por cáncer entre las mujeres. En la Región de las Américas, es el cáncer que causa el mayor número de muertes en mujeres (15.7% de las muertes por cáncer, según datos de la OPS/OMS). La mamografía es la intervención de cribado más costo-efectiva para la población de riesgo.
Cáncer de Próstata: Es el cáncer diagnosticado con mayor frecuencia en hombres en la Región de las Américas (21.8%) y es la segunda causa de muerte por cáncer en este grupo (13.3%). La detección temprana a través del Antígeno Prostático Específico (PSA) y el tacto rectal, especialmente en hombres mayores de 50 años, es vital.
Panorama Nacional: El cáncer en Panamá
El cáncer representa un problema social y de salud significativo en Panamá, siendo la primera causa de muerte en el país, responsable del 17% de los fallecimientos. Los datos recientes subrayan la urgencia de fortalecer las estrategias de prevención:
Incidencia y mortalidad: En Panamá, se reporta que el cáncer de mama es el de mayor incidencia, con un 13% al 15% del total de los casos anuales de todos los cánceres. Entre 2015 y 2020 se diagnosticaron 5,667 casos, con un promedio de 950 casos por año1. El 99% de los casos ocurrieron en mujeres y la tasa de incidencia promedio en el periodo fue de 23.1 por 100,000 habitantes (65.9 por 100,000 mujeres); con reporte de casos desde los 10 años, pero el 91% de los diagnósticos se concentran en mujeres mayores de 40 años.
Por su parte el cáncer de próstata es el que más afecta a los hombres y e la primera causa de muerte en varones en el país basado en su incidencia es el segundo cáncer más frecuente en Panamá. Entre 2015 y 2020 se registraron 4,859 casos, con un promedio de 810 por año1.
Es un cáncer que afecta predominantemente a hombres mayores. Menos del 11% de los casos se diagnostican en menores de 60 años, mientras que el 57% ocurre en hombres de 70 años y más.
La mortalidad por cáncer de próstata ha tenido una tendencia a la disminución. En 2021, la tasa fue de 14.8 muertes por 100,000 hombres, comparada con 16.7 en 2015. A pesar de esta disminución, sigue siendo una de las principales causas de muerte por cáncer en hombres.

Más allá de octubre: La costo-efectividad de la prevención.
La celebración de un mes de concienciación es insuficiente. La verdadera batalla se gana con un compromiso sostenido: un sistema de salud robusto y enfocado en la prevención y la Atención Primaria de Salud (APS).
La ciencia económica de la salud es clara: es más costo-efectivo prevenir que tratar. Estudios de costo-efectividad demuestran que intervenciones preventivas como la mamografía son altamente costo-efectivas en comparación con el tratamiento de la enfermedad en estadios avanzados. El costo promedio de tratar el cáncer de mama, por ejemplo, aumenta significativamente a medida que la enfermedad progresa de estadio I a estadio IV. El diagnóstico tardío implica tratamientos más complejos, largos y caros (quimioterapia, radioterapia, cirugías múltiples, hospitalización) que imponen una carga financiera insostenible para el paciente, la familia y el sistema de salud.
La Atención Primaria de Salud (APS) es fundamental en esta estrategia. El médico de atención primaria es la primera línea de defensa, el encargado de la promoción de estilos de vida saludables, la identificación de factores de riesgo, la educación sobre el autoexamen y la remisión oportuna a pruebas de cribado como mamografías y pruebas de PSA. Fortalecer la APS no solo beneficia a la lucha contra el cáncer de mama y próstata, sino que impacta positivamente en la prevención y control de todas las enfermedades no transmisibles (ENT), que son las principales causas de morbilidad y mortalidad a nivel global.
En palabras menudas, mientras las cintas rosa y azul cumplen un rol crucial como recordatorio visual, el verdadero cambio requiere una inversión continua y estratégica en la atención primaria y la prevención. Solo transformando la cultura de salud de la reacción al tratamiento hacia la proactividad en la prevención, aseguraremos un futuro donde el diagnóstico temprano sea la norma y la lucha contra el cáncer se libre con mayor éxito, eficiencia y compasión, los 365 días del año.








