
REDACCIÓN | Panamá en Directo
Panamá | mayo 9, 2025Audio generado por AI para Panamá en Directo
Panamá en Directo | León XIV comienza su pontificado con una misa multilingüe centrada en la humildad y la misión
La Capilla Sixtina, ese icónico recinto del Vaticano más conocido por sus frescos que por su propósito original, fue hoy el escenario de un momento histórico: la primera misa pública del pontificado de León XIV. Tras haber sido sede del cónclave que lo eligió hace apenas unos días, el lugar retomó su función litúrgica con la solemnidad que exige una ocasión de esta magnitud.
La celebración eucarística, corazón de la fe católica, reunió a altos prelados, diplomáticos acreditados ante la Santa Sede, religiosos y fieles de diversas partes del mundo. Desde el primer canto del coro —una antífona basada en el Salmo 46—, el ambiente estuvo cargado de recogimiento y significado. Las lecturas se realizaron en varios idiomas, incluyendo el español, en homenaje a la prolongada estadía pastoral del papa en Perú, donde vivió y sirvió durante una década como cardenal Robert Prevost, antes de adoptar el nombre pontificio de León XIV.
El momento culminante llegó con el inicio de la Liturgia Eucarística. “Recen, hermanos, para que mi sacrificio y el suyo sean agradables a Dios, padre todopoderoso”, proclamó el papa, dando paso a la consagración del pan y el vino, elementos centrales de la misa que, según la fe católica, se transforman en el cuerpo y la sangre de Cristo.
Pero no fue sólo un acto litúrgico. León XIV aprovechó su primera homilía como sucesor de Pedro para trazar con claridad las líneas maestras de lo que parece será un pontificado profundamente marcado por el espíritu misionero, la humildad pastoral y la fidelidad a las periferias existenciales del mundo.
El pontífice dedicó palabras especialmente fuertes a los sacerdotes, a quienes llamó a un ejercicio del ministerio en clave de humildad radical. “Hacerse pequeño para no oscurecer la gloria de Cristo”, exhortó, en un pasaje que evocó con fuerza el legado espiritual de San Ignacio de Antioquía. “Seré verdaderamente discípulo de Jesucristo cuando el mundo no vea más mi cuerpo”, citó León, recordando que Ignacio escribió esas palabras antes de ser devorado por las fieras en el circo romano.
“Sus palabras”, continuó el papa, “no deben verse sólo como una preparación para el martirio físico. Son, más bien, una brújula interior para todos los que ejercemos autoridad en la Iglesia: hacerse a un lado para que Cristo permanezca, hacerse pequeño para que Él sea conocido y glorificado, gastarse al máximo para que todos tengan la oportunidad de conocerle y amarle”.
León XIV también insistió en la urgencia del compromiso misionero de la Iglesia en aquellos territorios donde la fe es combatida, ridiculizada o simplemente ignorada. “Son precisamente esos contextos difíciles, hostiles o indiferentes, donde nuestro testimonio es más necesario”, afirmó. Y advirtió que la falta de fe en muchas regiones del planeta está estrechamente relacionada con el colapso del sentido de la vida, el debilitamiento de la familia, la pérdida de la misericordia y los atentados contra la dignidad humana.
En una clara sintonía con el legado de su predecesor, el papa Francisco, León XIV pareció dejar claro que su misión será la de continuar una Iglesia en salida. Francisco hizo de las periferias geográficas y existenciales una prioridad de su pontificado, visitando naciones marginadas de los itinerarios papales tradicionales. León, por su parte, parece dispuesto a continuar esa hoja de ruta, alimentada además por su propia experiencia como misionero y pastor en América Latina.
Así, mientras la Capilla Sixtina recupera su carácter litúrgico después de haber sido sede de decisiones trascendentales, el nuevo pontífice no ha perdido tiempo en marcar el rumbo de su papado. Lo ha hecho con una misa cargada de símbolos, con un llamado urgente a la humildad de los pastores, y con una visión clara de una Iglesia que no se encierra, sino que sale al encuentro del mundo, incluso —y especialmente— donde no es bienvenida.