
REDACCIÓN | Panamá en Directo
Panamá | mayo 10, 2025Audio generado por AI para Panamá en Directo
Panamá en Directo | León XIV revela su escudo papal con un poderoso llamado a la unidad y a la herencia agustiniana
Unidad, pureza y conversión marcan el inicio del pontificado de León XIV
Este sábado 10 de mayo de 2025, la Santa Sede presentó oficialmente el escudo pontificio del Papa León XIV, dando un paso significativo en la consolidación de su identidad espiritual y pastoral como nuevo sucesor de San Pedro. Lejos de tratarse de una mera formalidad heráldica, el emblema es un auténtico manifiesto visual de las raíces teológicas y humanas del pontífice, profundamente marcadas por la espiritualidad de San Agustí
El escudo conserva íntegramente la forma y los elementos fundamentales del blasón episcopal que el entonces obispo Robert Francis Prevost adoptó en su consagración como prelado. Esta continuidad, lejos de ser un gesto de comodidad estética, subraya una voluntad clara de coherencia espiritual: el Papa León XIV ha optado por mantener los símbolos que lo acompañaron desde su ingreso al episcopado, reafirmando así su fidelidad a la tradición agustiniana que ha moldeado su vida y misión pastoral.
Dividido diagonalmente, el escudo presenta dos campos bien diferenciados. En la parte superior, sobre un fondo azul profundo —color asociado en la iconografía cristiana con la trascendencia y la sabiduría—, se alza un lirio blanco de forma estilizada. Esta flor, emblema tradicional de pureza, evoca no solo la figura de la Virgen María, sino también la claridad interior que San Agustín buscó incansablemente durante su camino de conversión.
En el campo inferior, sobre un fondo claro, se muestra un libro cerrado atravesado por una flecha que perfora un corazón rojo. Esta potente imagen remite a uno de los episodios más conocidos de la vida de San Agustín: su experiencia de conversión al leer la Escritura, condensada en la frase que el propio santo dejó escrita en sus “Confesiones”: “Has traspasado mi corazón con tu Palabra”. El corazón herido representa no solo la intensidad de esa transformación espiritual, sino también el papel central que la Palabra de Dios desempeña en la vida del creyente, según la visión agustiniana que inspira al nuevo Papa.
Junto al escudo, el Vaticano también ha dado a conocer el lema oficial del pontificado: In Illo uno unum —“En aquel Uno, uno solo”—. Esta expresión, extraída de un sermón de San Agustín sobre el Salmo 127, condensa una teología de la comunión en Cristo como fundamento de la unidad entre los creyentes. No es casual que León XIV haya optado por conservar el mismo lema que usó durante su ministerio episcopal: la frase es una síntesis de su proyecto pastoral, que busca responder al desafío contemporáneo de la fragmentación dentro del cuerpo eclesial con una propuesta de unidad centrada en el amor y la verdad de Cristo.
La decisión de preservar tanto el escudo como el lema revela una visión de continuidad que va más allá de lo simbólico. En una entrevista concedida en 2023, el entonces cardenal Prevost ya había señalado que uno de sus anhelos más profundos era reforzar la unidad dentro de la Iglesia, en plena fidelidad al pensamiento agustiniano sobre la comunidad como reflejo del misterio trinitario.
Finalmente, la Santa Sede difundió también el retrato oficial del Papa, que será exhibido en todas las parroquias, diócesis y representaciones diplomáticas como signo visible de comunión con el Obispo de Roma. En la imagen, León XIV aparece revestido con muceta roja, estola bordada en oro, roquete blanco y cruz pectoral dorada, en una postura sobria pero serena, tal como se mostró por primera vez al mundo el día de su elección desde el balcón central de la Basílica de San Pedro.
La fotografía lleva estampada su firma autógrafa junto a la sigla tradicional “P.P.” (Pontifex Pontificum), título reservado al Romano Pontífice que subraya su papel único como cabeza visible de la Iglesia universal.
Así, entre lirios, corazones heridos y palabras agustinianas, León XIV comienza un pontificado que promete ser profundamente arraigado en la tradición espiritual, orientado a la reconciliación entre los creyentes y lleno de símbolos que hablan con elocuencia de un corazón ya traspasado por la Palabra.