
REDACCIÓN | Panamá en Directo
Panamá | mayo 14, 2025Audio generado por AI para Panamá en Directo
Panamá en Directo | Miembros del Tren de Aragua desata caos en centro de detención en Texas
El Departamento de Seguridad Nacional alerta sobre amenazas internas tras motín en Bluebonnet
Graves disturbios registrados en un centro de detención en el estado de Texas han reactivado el debate sobre la política migratoria y de seguridad del gobierno de Estados Unidos. Este miércoles, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) emitió un comunicado en el que responsabiliza a presuntos miembros del Tren de Aragua, una organización criminal de origen venezolano, de haber desatado una revuelta dentro del Centro de Detención Bluebonnet, ubicado en Anson, Texas.
Según el informe oficial, los internos señalados como parte de esta banda criminal bloquearon con catres las puertas de su unidad de alojamiento, taparon las cámaras de vigilancia e inutilizaron las ventanas del recinto. Estas acciones fueron calificadas como una revuelta premeditada y peligrosa por parte del DHS, que alertó sobre el alto nivel de riesgo que implica mantener a estas personas detenidas dentro del territorio estadounidense.
El episodio se produce en un contexto legal altamente tenso. A raíz de la presunta vinculación de estos individuos con el Tren de Aragua, el gobierno del presidente Donald Trump —quien en marzo pasado retomó una legislación de más de dos siglos de antigüedad— ha solicitado a la Corte Suprema que se levante una orden judicial que actualmente impide su deportación inmediata.
Se trata de la Ley de Enemigos Extranjeros, promulgada en 1798 durante el mandato de John Adams, que permite al presidente ordenar la detención y deportación de ciudadanos extranjeros considerados hostiles en tiempos de guerra. Trump invocó esta ley en marzo para justificar la detención y expulsión acelerada de migrantes señalados como miembros del Tren de Aragua, argumentando que representan una amenaza comparable a la de enemigos militares.
Esta medida, sin embargo, ha sido fuertemente criticada por organismos de derechos humanos, juristas y opositores políticos, quienes denuncian que se trata de una herramienta legal arcaica y desproporcionada que vulnera el debido proceso. A raíz de estas críticas, tribunales federales emitieron una orden judicial que paralizó temporalmente la aplicación de deportaciones bajo este marco legal.
A pesar de ello, el gobierno federal mantiene su postura firme. En el comunicado de este miércoles, el DHS reafirmó que «mantener a estos terroristas extranjeros en las instalaciones del ICE representa una amenaza grave para los oficiales, el personal y otros detenidos». Con base en estos argumentos, la administración Trump presentó una solicitud de emergencia ante la Corte Suprema de Estados Unidos para que se restablezca de inmediato la capacidad de deportar a los supuestos miembros del Tren de Aragua.
Fuentes del gobierno confirmaron que varios de los deportados en semanas anteriores, antes de la suspensión judicial, fueron trasladados a un penal de máxima seguridad en El Salvador, diseñado específicamente para albergar pandilleros y miembros de organizaciones criminales. Esta acción fue también objeto de controversia internacional por posibles violaciones a los derechos humanos.
Mientras la Corte Suprema evalúa la petición de la Casa Blanca, el incidente en Bluebonnet ha servido como nuevo combustible en un debate cada vez más polarizado. Para la administración republicana, la seguridad nacional está por encima de consideraciones humanitarias. Para sus detractores, el uso de una ley del siglo XVIII para gestionar la migración moderna es un síntoma de autoritarismo legal y desprecio al sistema judicial.
Por ahora, el futuro de los detenidos señalados como miembros del Tren de Aragua —y de muchos otros migrantes atrapados en el mismo marco legal— depende de una decisión judicial que podría marcar un precedente clave en la historia migratoria y constitucional de los Estados Unidos.