Nicaragua aún no da luz verde a Ricardo Martinelli

Han pasado más de 14 meses desde que el expresidente panameño Ricardo Martinelli se refugió en la Embajada de Nicaragua en Panamá, buscando asilo político tras ser condenado a más de 10 años de prisión por lavado de dinero. Sin embargo, su futuro está en el aire, luego de que el gobierno nicaragüense decidiera frenar su recepción hasta que se aclare si existe una solicitud de captura internacional en su contra.

Este lunes, el salvoconducto concedido por el gobierno de José Raúl Mulino vence, lo que podría colocar nuevamente a Martinelli en una situación incierta. Según fuentes cercanas al exmandatario, ya tenía listas ocho maletas y su perro para abordar un vuelo rumbo a Managua. No obstante, la confirmación de que existe un proceso pendiente con Interpol ha complicado su salida.

Un limbo diplomático y político

El vocero de Martinelli, Luis Eduardo Camacho, ha evitado dar detalles sobre la estrategia a seguir, limitándose a afirmar que “todo sigue su curso” y que hay “buena vibra”. No obstante, su actitud reservada ha generado aún más preguntas sobre el desenlace de este caso.

Por su parte, el gobierno nicaragüense, a través de la vicepresidenta Rosario Murillo, dejó clara su postura al señalar que no aceptará lo que considera “una emboscada” contra Martinelli y el Estado nicaragüense. Mientras tanto, en Panamá, el gobierno de Mulino ha tratado de equilibrar su postura: aunque concedió el salvoconducto por razones humanitarias, no ha intervenido directamente en la resolución del conflicto.

Presión política y el papel de Realizando Metas

En medio de la incertidumbre, los diputados del partido Realizando Metas, liderado por Martinelli, han acudido a la embajada para mostrar su respaldo. Según Luis Eduardo Camacho, la reunión tuvo un carácter más personal que político: “Es una conversación con un amigo, una muestra de apoyo y tranquilidad”, afirmó.

El caso Martinelli ha generado un intenso debate en el país. Mientras sus seguidores lo ven como una víctima de persecución política, sus detractores consideran que debe enfrentar la justicia. La falta de una respuesta clara de Nicaragua deja a Martinelli en una situación cada vez más tensa.

Con el tiempo en su contra y sin una resolución definitiva, el expresidente panameño continúa en su refugio diplomático, esperando que finalmente se le permita dejar el país. Por ahora, su destino sigue siendo incierto.