Rusia se despide de Alexéi Navalny bajo fuertes medidas de seguridad

Rusia se despide de Alexéi Navalny bajo fuertes medidas de seguridad

Frente a la iglesia donde se celebrará la ceremonia fúnebre de Alexei Navalny, se organizan vallas metálicas de control de multitudes.

Hoy, viernes 1 de marzo, despiden a Alexéi Navalny, líder de la oposición fallecido, en un emotivo adiós marcado por la presencia policial y las medidas de seguridad en los lugares designados para honrar su memoria en Moscú.

Con la instalación de una capilla ardiente en una iglesia y el posterior entierro en el cementerio de Borísovo, las autoridades han desplegado importantes dispositivos policiales y vallas metálicas para garantizar la tranquilidad en los eventos funerarios.

El cementerio de Borísovo, con una extensión de 4 hectáreas y una historia que se remonta a 1550, será el lugar de descanso final de Navalny. A pesar de no ser el lugar habitual para personalidades, este camposanto albergará ahora la tumba del opositor político.

Sin embargo, el camino hacia el último adiós no ha estado exento de obstáculos. La familia de Navalny denunció una prolongada negativa por parte de las autoridades para entregar el cuerpo del político tras su fallecimiento. Incluso después de obtener el cuerpo, enfrentaron dificultades para organizar el funeral, con agencias funerarias negándose a participar y problemas para encontrar personal disponible para cavar una tumba.

Además, el equipo de Navalny ha denunciado amenazas y obstrucciones para trasladar el cuerpo del político a la iglesia, señalando que desconocidos han intimidado a las funerarias involucradas en el proceso.

Para aquellos que no puedan despedirse personalmente de Navalny, se ha organizado una transmisión en vivo de los actos fúnebres, que comenzará a las 12:00 hora local. Además, se han programado ceremonias en memoria de Navalny en varias ciudades de todo el mundo, incluyendo Madrid, Barcelona, ​​Valencia y otras.

Sin embargo, las autoridades moscovitas han denegado el permiso para una marcha en memoria de Navalny y Boris Nemtsov, asesinado en 2015, argumentando preocupaciones por la epidemia de coronavirus. Esta decisión ha generado críticas, con observadores señalando la aparente disparidad en la aplicación de las restricciones, especialmente en eventos organizados por el Gobierno.

Paralelamente, algunas universidades rusas han advertido a sus estudiantes que podrían enfrentar la expulsión si participan en manifestaciones relacionadas con Navalny, lo que ha generado controversia en las redes sociales.

El legado de Navalny como líder opositor y activista anticorrupción continúa resonando tanto en Rusia como en el escenario internacional, y su fallecimiento ha avivado debates sobre la democracia y los derechos civiles en el país.