Trump planea reinstaurar políticas de control migratorio en la frontera sur

Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos, ha anunciado su intención de reinstaurar políticas de control migratorio en la frontera sur, con el objetivo de reducir el flujo de migrantes que intentan cruzar desde México. Una de las principales medidas que busca recuperar es el programa «Permanecer en México», que exige a los solicitantes de asilo esperar en territorio mexicano mientras se tramitan sus casos. Esta política, que fue introducida durante su primer mandato, es vista por Trump como un medio para disuadir los cruces ilegales y reducir la presión en los sistemas de inmigración de Estados Unidos.

El panorama que Trump encontrará al asumir el cargo en enero es diferente al de su primer mandato. Durante la administración de Joe Biden, se implementaron restricciones de asilo aún más estrictas, que han permitido deportar a migrantes sin necesidad de brindarles el proceso judicial que antes se requería. Estas medidas, aunque criticadas por defensores de los derechos humanos, lograron reducir los cruces ilegales en un 78% en 2023, según datos de la administración saliente. Trump aprovechará estas herramientas para endurecer aún más el control migratorio.

Además de «Permanecer en México», Trump ha designado a Tom Homan, exdirector interino de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), como nuevo encargado de supervisar las fronteras terrestres y marítimas. Homan, quien fue una figura clave en la administración de Trump y es conocido por su enfoque firme en temas migratorios, tiene la misión de coordinar deportaciones y fortalecer la vigilancia en la frontera. Según Homan, el programa «Permanecer en México» fue un «cambio de juego» que redujo los cruces ilegales al desincentivar a los migrantes, ya que no podían ingresar al país mientras sus casos eran procesados.

El regreso de Trump al poder también podría implicar el fin de las «vías legales» de inmigración que la administración Biden había ampliado para ofrecer alternativas a quienes buscaban ingresar legalmente al país. Biden permitió que más de 70,000 personas al mes solicitaran la entrada de forma legal, sin necesidad de arriesgarse a cruzar ilegalmente. Sin embargo, Trump ha expresado su intención de eliminar estas opciones y enfocarse en un control más estricto, eliminando los incentivos y reforzando las restricciones.

Las políticas migratorias de Biden también han sido objeto de demandas judiciales por parte de organizaciones de derechos de los inmigrantes. Estas demandas alegan que las restricciones de asilo impuestas por Biden violan el derecho de los migrantes a solicitar refugio. Se espera que, en caso de que Trump decida continuar con estas políticas, su administración enfrente desafíos legales similares a los que experimentó durante su primer mandato.

En términos de infraestructura, Trump también ha indicado que planea reanudar la construcción del muro fronterizo, una de sus promesas más emblemáticas en temas de seguridad. En sus declaraciones recientes, el presidente electo ha mencionado que podría recurrir a la Guardia Nacional para ayudar en las labores de control migratorio. Sin embargo, su equipo ha aclarado que el papel de las fuerzas armadas sería limitado, enfocándose en tareas de apoyo logístico y transporte, sin realizar arrestos.

Otro aspecto relevante en el enfoque migratorio de Trump es la posibilidad de revivir los Acuerdos de Cooperación de Asilo que se habían negociado con países como Guatemala, Honduras y El Salvador durante su primer mandato. Estos acuerdos permitían que Estados Unidos enviara a migrantes centroamericanos de regreso a estos países, en lugar de procesar sus solicitudes de asilo en territorio estadounidense. Se espera que esta sea una de las herramientas que Trump considere para manejar el flujo migratorio.

La situación en la frontera sur es compleja y cambiante. La administración Biden experimentó un aumento sin precedentes en los cruces fronterizos, alcanzando un máximo histórico de 2 millones de personas anuales entre 2021 y 2023. Muchos de estos migrantes provenían de lugares tan lejanos como Asia y Sudamérica, y alegaban estar huyendo de persecución en sus países de origen. Con la llegada de Trump, se espera que haya una reestructuración de los mecanismos de control, incluyendo un posible recorte en los permisos temporales para quienes ya se encuentran en Estados Unidos en espera de juicio.

El futuro de la política migratoria en Estados Unidos dependerá de la capacidad de la administración entrante para implementar estas medidas y de los posibles obstáculos legales y logísticos que pueda enfrentar. Los cambios que Trump planea introducir podrían tener un impacto significativo en las dinámicas migratorias y en las comunidades en la frontera sur en los próximos meses.