Despolitización y urgencia de cambio en Panamá

Un informe reciente del Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (CIEPS) revela una profunda desafección política en Panamá, donde la población muestra escaso interés por participar en discusiones políticas. Según el informe, siete de cada diez personas encuestadas admiten conversar «poco o nada» sobre política con sus allegados, mientras que más del 60% manifiesta sentimientos negativos hacia la política, como desconfianza, indiferencia o enojo.

La falta de interés político se extiende al ámbito digital, ya que un 68.6% no comparte ni consume información política en redes sociales ni en mensajería privada. Esta desvinculación de la esfera política se refleja en la ausencia de identificación con partidos políticos o figuras independientes por parte de la mayoría.

El informe destaca preocupaciones de líderes sociales, empresariales, religiosos y políticos sobre la desmovilización de la sociedad panameña. Algunos mencionan la necesidad de una organización social y política para avanzar en el país, contrastando con la opinión del 71.7% de los encuestados que consideran la participación política como poco o nada importante para ser buenos ciudadanos.

El panorama presenta una «devaluación de la política», caracterizada por la deslegitimación de los representantes y los mecanismos políticos. Se advierte sobre un «desencanto programado», una estrategia que vacía el contenido político de las instituciones y reduce a la sociedad a un cuerpo electoral pasivo.

La situación se agrava con la percepción de urgencia por un cambio radical en más de dos tercios de los encuestados, especialmente en temas económicos, inseguridad, desigualdad y corrupción. A pesar de estas preocupaciones, no se vislumbran estructuras de participación ni un sujeto político que lidere propuestas acordes con las demandas ciudadanas.

El informe también subraya la disposición de la sociedad panameña al diálogo, aunque se destaca la necesidad de politizar este diálogo para institucionalizar un espacio de gobierno que gestione conflictos y promueva soluciones sustanciales.

El contexto de despolitización se atribuye al pragmatismo arraigado en la cultura política del país, que prioriza lo práctico sobre lo teórico o ideológico, limitando el debate público y relegando lo político a una gestión técnico-administrativa del Estado.

Se identifica un desafío importante: la necesidad de politizar la discusión pública para abordar los problemas de manera efectiva. Sin embargo, en un entorno despolitizado, los cambios deseados por la población difícilmente surgirán, ya que la movilización política requiere representación conflictiva y comprensión de lo político.

El informe concluye que remediar la despolitización pasa por institucionalizar el diálogo político como una herramienta constante para la elaboración de políticas públicas, fortaleciendo así la democracia con una discusión política vibrante y diversa.