El expresidente Jair Bolsonaro enfrenta hasta 43 años de cárcel en Brasil

El Supremo Tribunal Federal de Brasil inicia este martes la fase de deliberaciones en el proceso que podría sellar el destino político y personal de Jair Bolsonaro. El exmandatario, acusado de encabezar un plan para impedir la investidura de Luiz Inácio Lula da Silva tras las elecciones de 2022, enfrenta hasta 43 años de prisión si es declarado culpable.

El caso, considerado histórico por la magnitud de los cargos y las figuras involucradas, abarca a siete exministros y altos mandos militares que, según la fiscalía, integraban una “organización criminal” destinada a sembrar la desconfianza en el sistema electoral e impulsar un estado de excepción. Entre las pruebas citadas se encuentran los discursos contra el voto electrónico y la supuesta intención de neutralizar a líderes políticos y judiciales clave, incluido el juez Alexandre de Moraes, quien encabeza el proceso.

Bolsonaro, de 70 años y bajo arresto domiciliario, no estará en la sala, pero seguirá el juicio desde su residencia. Su defensa insiste en que se trata de una persecución política y niega cualquier vínculo con los sucesos del 8 de enero de 2023, cuando cientos de simpatizantes radicales invadieron las sedes de los tres poderes en Brasilia. Para los fiscales, sin embargo, su rol como instigador resulta ineludible.

La sesión comenzó con la exposición de pruebas a cargo de Moraes y dará paso a los alegatos finales de acusación y defensa. El voto de los cinco magistrados se conocerá la próxima semana, aunque se espera que el veredicto definitivo se produzca antes del 12 de septiembre. Tres votos bastan para condenar.

El juicio ha desatado repercusiones internacionales. El presidente estadounidense Donald Trump calificó el proceso de “caza de brujas” y defendió públicamente a Bolsonaro, mientras que organismos multilaterales y voces de la sociedad civil brasileña destacan la necesidad de que la justicia siente un precedente frente a cualquier intento de quebrar el orden democrático.

Más allá de la sentencia, el impacto político es ineludible: una condena firme no solo significaría prisión, sino también la inhabilitación de Bolsonaro para competir en futuros procesos electorales. Sus aliados ya discuten una posible ley de amnistía en el Congreso, lo que anticipa que la disputa podría extenderse más allá de los tribunales y profundizar la polarización que atraviesa al país.