El Papa preside el Domingo de Ramos en la Semana Santa y dedica su homilía a los abandonados de hoy

El Papa Francisco, de 86 años, presidió las ceremonias del Domingo de Ramos en el Vaticano, un día después de ser dado de alta del hospital Gemelli, donde había sido tratado por una bronquitis infecciosa. Durante su homilía, el Papa se centró en el tema de los abandonados y afirmó que «Jesús abandonado nos pide que tengamos ojos y corazón para los abandonados». También recordó a un hombre sin hogar alemán que había fallecido recientemente en la plaza del Vaticano y que era un «ícono viviente de Jesucristo».

El Domingo de Ramos conmemora la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén, y Francisco subrayó la importancia de no marginar a nadie, ya que todos merecen amor y cercanía. Sin embargo, debido a la artrosis en la rodilla que padece, Francisco no pudo oficiar la ceremonia religiosa y permaneció sentado en su trono mientras el cardenal Leonardo Sandri lo sustituía.

Después de la misa, el Papa bendijo los ramos de olivo y palma que le mostraba la multitud de 35 mil personas reunidas en la Plaza de San Pedro. También destacó la importancia de ayudar a los abandonados en el mundo de hoy, incluyendo a los pobres, los emigrantes, los ancianos solitarios y los enfermos.

La multitud ovacionó al Papa después de su homilía y le agradeció por su recuperación. Francisco expresó su agradecimiento a la multitud y las oraciones que recibió durante su tiempo en el hospital. El Papa circuló entre la multitud en el Papamóvil y fue recibido con una gran bandera argentina ondeada por una ciudadana de Córdoba.

En general, el mensaje del Papa Francisco durante el Domingo de Ramos fue un llamado a la compasión y la empatía por los abandonados y los marginados en la sociedad actual.