REDACCIÓN | Panamá en Directo
Panamá | septiembre 11, 2024A pesar de las derrotas electorales recientes y el creciente desgaste político, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha logrado nombrar a Michel Barnier, de 72 años, como nuevo primer ministro. Barnier, conocido por su temperamento calmado y experiencia en la política europea, asumirá el reto de lidiar con dos de los problemas más críticos del país: el creciente déficit fiscal y la inmigración ilegal.
El nombramiento de Barnier es significativo, ya que llega tras un período de gran inestabilidad política en Francia. Macron, quien ha gobernado durante siete años, perdió la mayoría en la Asamblea Nacional en las elecciones legislativas y ha enfrentado constantes bloqueos de los partidos opositores. A pesar de este contexto adverso, el mandatario ha logrado frenar el avance de la derecha populista de Marine Le Pen y desgastar a la izquierda de Jean-Luc Mélenchon.
En este escenario, Macron ha optado por un primer ministro centrista que, aunque no es parte de su movimiento, tampoco proviene de las principales fuerzas opositoras. Con este movimiento, busca crear un gobierno que pueda superar las divisiones y centrarse en los problemas estructurales de Francia, como el alarmante déficit público, que podría alcanzar el 6% del PIB.
El nombramiento de Barnier ha sido bien recibido por la opinión pública. Un reciente sondeo muestra que el 52% de los franceses está satisfecho con su designación. Sin embargo, el camino que tiene por delante no será fácil, ya que deberá hacer frente a la delicada tarea de controlar el gasto público sin recurrir a nuevos impuestos, una medida que ha sido fuertemente rechazada tanto por la derecha como por la izquierda.
Otro de los grandes desafíos de Barnier será la gestión de la inmigración ilegal, un tema que preocupa a una buena parte de la población y que ha sido clave en el ascenso del Reagrupamiento Nacional de Le Pen. Barnier ya ha manifestado la necesidad de endurecer los controles migratorios y limitar la regularización de inmigrantes, propuestas que buscarán evitar una moción de censura por parte de la derecha populista.
Con esta jugada, Macron parece haber calmado temporalmente las aguas políticas en Francia. Sin embargo, queda por ver si Barnier podrá implementar las reformas necesarias para estabilizar al país y reducir el déficit, sin generar nuevas tensiones sociales.