En Venezuela el ausentismo electoral envía un mensaje claro y reaviva el debate opositor

La jornada electoral regional y parlamentaria celebrada este sábado 25 de mayo en Venezuela estuvo marcada por una notable ausencia de votantes en los centros de votación, según reportes de la prensa independiente y diversos analistas políticos. La escasa afluencia se evidenció a lo largo del día en múltiples regiones del país, generando preocupaciones sobre el nivel de legitimidad y representatividad del proceso organizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE).

Aunque voceros del oficialismo y algunos actores políticos atribuyeron la falta de filas a la “rapidez” del sistema automatizado, sectores críticos consideran que el fenómeno refleja una profunda desafección ciudadana hacia el sistema electoral, el liderazgo opositor participante y la falta de condiciones democráticas mínimas.

Según analistas consultados por el medio digital Efecto Cocuyo, existe alta probabilidad de que los resultados oficiales no sean desglosados ni auditables, como ya ocurrió tras las elecciones presidenciales del 28 de julio. Esto limitaría la posibilidad de conocer con precisión la cifra real de participación, aunque las imágenes de centros vacíos apuntan a una abstención considerable.

Ricardo Ríos, presidente de la consultora Poder y Estrategia, advirtió que antes de la jornada se manejaban estimaciones de entre 20% y 24% de participación, pero que los recientes hechos de represión, incluyendo detenciones, podrían haber reducido la cifra a niveles cercanos al 15%. “Eso es contundente. Es un campanazo de alerta, más allá de que el gobierno se quede o no con todas las gobernaciones”, sostuvo.

Uno de los efectos colaterales del escaso entusiasmo ciudadano habría sido el freno a la reforma constitucional que impulsaba el presidente Nicolás Maduro, quien insinuó que no será aprobada este año. Para Ríos, ese gesto refleja tensiones internas dentro del oficialismo y una necesidad de recalibrar sus estrategias tras los resultados del domingo.

Por su parte, el politólogo Santiago Rodríguez, profesor de la Universidad de Carabobo, señaló que la mayoría de los ciudadanos no percibió sentido en participar, ante la percepción de que los resultados estaban previamente decididos. “El ciudadano se eximió de su responsabilidad cívica, se desmovilizó y se convirtió en observador del proceso. Eso es lo que llamamos atonía política”, explicó.

Rodríguez también advirtió que este tipo de apatía favorece a regímenes autoritarios, cuyo objetivo es desincentivar la participación y promover la desconfianza en las instituciones. Recordó que el propio CNE manejó el proceso con tal opacidad que muchos electores ni siquiera sabían que habría elecciones, y destacó el llamado de la dirigente opositora María Corina Machado a no convalidar lo que calificó como una “farsa electoral”.

Los sectores de la oposición que decidieron participar en los comicios, encabezados por Henrique Capriles y Manuel Rosales, también enfrentan consecuencias políticas. Para Ricardo Ríos, deberán asumir los costos de lo que se perfila como una derrota electoral, independientemente de si logran algunas victorias locales. Sugiere que estos sectores busquen coincidencias tácticas con quienes promovieron la abstención, como parte de una estrategia común para impedir la reforma constitucional.

Rodríguez coincidió en que el reto inmediato es reconstruir la unidad opositora, recuperar la credibilidad ante los venezolanos y articular una estrategia de largo plazo que reactive la movilización interna y fortalezca el apoyo internacional en la búsqueda de una salida democrática a la crisis.