Fallece a los 84 años el exvicepresidente de E.U., Dick Cheney

El exvicepresidente de los Estados Unidos, Dick Cheney, uno de los políticos republicanos más influyentes —y al mismo tiempo más controvertidos— de su generación, falleció este lunes a los 84 años, según confirmó su familia.

La familia informó que Cheney murió debido a “complicaciones de neumonía y enfermedad cardíaca-vascular”. Estaba rodeado de su esposa, Lynne, de sus hijas Liz y Mary, y de otros familiares.
El exvicepresidente había enfrentado durante décadas problemas graves de salud: múltiples infartos, un trasplante de corazón en 2012, entre otros.

Una trayectoria de poder

Cheney —nacido el 30 de enero de 1941 en Lincoln (Nebraska) y criado en Wyoming— cumplió una carrera política que lo llevó a ser jefe de gabinete de la Casa Blanca bajo Gerald Ford, congresista por Wyoming, secretario de Defensa en el mandato de George H. W. Bush (dirigiendo la Operación Tormenta del Desierto) y luego vicepresidente de los E.U. junto a George W. Bush, entre 2001 y 2009.

En su calidad de vicepresidente, muchos analistas lo consideraron “el vicepresidente más poderoso en la historia de EE.UU.”, debido a la influencia real que ejerció en diversas áreas de la administración.

Momentos clave y legado difícil

• Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Cheney ocupó un papel central en la toma de decisiones —mientras el presidente estaba fuera de Washington — para coordinar la respuesta nacional.
• Fue uno de los principales promotores de la invasión de Irak en 2003, argumentando que existían armas de destrucción masiva y lazos con el terrorismo. Posteriores investigaciones revelaron que muchas de esas premisas eran falsas o exageradas.
• También su defensa de métodos de interrogación reforzados (“enhanced interrogations”) y de la expansión del poder ejecutivo generó fuertes críticas tanto en E.U. como en el exterior.

A raíz de su muerte, hubo expresiones de homenaje de figuras políticas como George W. Bush, quien lo describió como “hombre decente, honorable” y “entre los mejores servidores públicos de su generación”.
Sin embargo, su legado también sigue siendo profundamente polémico: mientras algunos lo vieron como un defensor de la seguridad nacional, otros lo señalan como responsable de errores estratégicos y daños a la imagen de E.U.

Un detalle significativo: la administración del presidente Donald Trump emitió un reconocimiento oficial reducido —las banderas se bajaron a media asta— pero no se emitió hasta el momento una declaración pública de Trump sobre el fallecimiento, lo que refleja la fractura en el partido republicano que Cheney simbolizaba.

La muerte de Cheney marca el fin simbólico de una era de política conservadora de la Guerra Fría hacia la pos-11S, caracterizada por intervencionismo, expansión del poder presidencial y doctrina de acción preventiva. Su figura invita a reflexionar sobre:

• El equilibrio entre seguridad nacional y libertades civiles.
• El papel del vicepresidente y los límites del poder ejecutivo.
• Cómo el partido republicano ha cambiado en los últimos años y la distancia entre la “vieja guardia” que representó Cheney y el movimiento populista actual.

Dick Cheney deja atrás una huella indeleble en la historia política estadounidense: tanto por su papel como figura decisiva en momentos críticos de la nación como por las controversias que su mandato generó. En su muerte convergen el reconocimiento al servicio público y la polémica sobre los medios y fines de su acción política.