
REDACCIÓN | Panamá en Directo
Panamá | agosto 11, 2025Audio generado por AI para Panamá en Directo
Panamá en Directo | Fallece Miguel Uribe Turbay, candidato presidencial, tras dos meses en estado crítico por atentado en Bogotá
Miguel Uribe Turbay, aspirante a la Presidencia de Colombia por el partido Centro Democrático, falleció este domingo luego de permanecer dos meses en estado crítico a raíz de un atentado a bala ocurrido el pasado 7 de junio en Bogotá.
El día del ataque, el político de 39 años participaba en un acto de campaña cuando fue herido de gravedad. Tras recibir atención inicial en una clínica de Fontibón, fue trasladado a la Fundación Santa Fe, donde se le practicaron procedimientos neuroquirúrgicos y vasculares de alta complejidad. Pese a los esfuerzos médicos, su condición se deterioró progresivamente debido a un edema cerebral y sangrados intracraneales difíciles de controlar.

Una semana después del atentado, el centro médico informó que Uribe Turbay se encontraba “en condición extremadamente crítica”, situación que se mantuvo hasta su fallecimiento.
El Gobierno nacional ofreció una recompensa de $3.000 millones de pesos colombianos por información que permitiera esclarecer el ataque. El ministro de Defensa, general (r) Pedro Sánchez, condenó el hecho y aseguró que las Fuerzas Militares y la Policía desplegaron todas sus capacidades para dar con los responsables. “Nos duele este atentado. Nos moviliza a redoblar esfuerzos por proteger la vida, garantizar la participación política libre y hacer justicia”, señaló.
La Fiscalía y la Policía investigan la existencia de una red criminal detrás del atentado. Hasta el momento, hay tres personas detenidas: un menor de 15 años señalado como autor material y dos presuntos colaboradores logísticos. Las disidencias de las Farc han negado su participación en el hecho.
El asesinato de Miguel Uribe Turbay conmociona al país y plantea nuevos retos para la seguridad de los candidatos en la actual contienda electoral.
¿Quién fue Miguel Uribe Turbay?
En la historia política de Colombia, hay apellidos que resuenan con fuerza de legado, pero también con el eco del sacrificio. Miguel Uribe Turbay nació el 28 de enero de 1986, en una familia marcada tanto por el poder como por el dolor. Nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala e hijo de Diana Turbay, periodista secuestrada y asesinada en 1991, Miguel creció con la memoria de una madre valiente y una herencia política compleja.
Desde joven se inclinó por el estudio riguroso. Se formó como abogado en la Universidad de los Andes, y más adelante obtuvo una maestría en Políticas Públicas en su alma mater, así como otra en Administración Pública en Harvard. La academia lo preparó, pero sería la calle, el debate y la gestión pública los que le darían voz.
Con apenas 26 años fue elegido concejal de Bogotá, destacando por su energía reformista y por una narrativa política alejada del estruendo, pero firme en convicciones. Presidió el Concejo en 2014 y luego fue designado secretario de Gobierno durante la alcaldía de Enrique Peñalosa, convirtiéndose en el más joven en ese cargo. Defendió desde allí proyectos de seguridad, orden urbano y gestión territorial.
En 2019, aspiró a la alcaldía de Bogotá, enfrentando a figuras de peso como Claudia López. Aunque no ganó, su cuarto lugar con más de 400 mil votos lo confirmó como una figura en ascenso. Tres años después, en 2022, llegó al Senado de la República liderando la lista del Centro Democrático, desde donde se consolidó como una voz crítica del gobierno de Gustavo Petro, defendiendo la libre empresa, el orden institucional y el emprendimiento juvenil.
Pero el destino, tantas veces repetitivo en Colombia, volvió a ser cruel. El 7 de junio de 2025, mientras participaba en un acto político en el barrio Modelia de Bogotá, un adolescente de 14 años le disparó por la espalda. El atentado estremeció al país: Miguel Uribe, nieto de un presidente y huérfano de una periodista asesinada, ahora también era víctima de la violencia política que nunca termina de irse.
A sus 39 años, su nombre pasó de ser una de las principales cartas presidenciales para 2026 a convertirse en símbolo de una democracia herida.








