
REDACCIÓN | Panamá en Directo
Panamá | abril 19, 2025Audio generado por AI para Panamá en Directo
Panamá en Directo | La política migratoria de Trump provoca fricciones en el encuentro entre J. D. Vance y el Vaticano
En medio de crecientes fricciones entre la administración Trump y la jerarquía de la Iglesia Católica, el vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, sostuvo este sábado una significativa reunión con altos funcionarios del Vaticano, marcando así el primer contacto presencial entre la Santa Sede y el segundo mandato presidencial de Donald Trump.
El encuentro, descrito oficialmente como un “intercambio de opiniones”, tuvo lugar en un contexto particularmente delicado. La política migratoria del gobierno estadounidense ha sido objeto de duras críticas por parte del papa Francisco, quien en semanas recientes no ha dudado en rechazar el enfoque restrictivo de Washington hacia los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo.
Vance, católico practicante y acompañado por su familia durante un viaje pascual a Roma, asistió previamente al servicio del Viernes Santo en la majestuosa Basílica de San Pedro. Sin embargo, su presencia cobró una dimensión política este sábado al reunirse con el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, y el arzobispo Paul Gallagher, responsable de las relaciones internacionales del Vaticano.
El papa Francisco, aún convaleciente de una doble neumonía, no participó en la reunión. Aun así, su postura ha sido inequívoca. En una carta enviada en febrero a los obispos estadounidenses, el pontífice cuestionó directamente el uso que Vance hizo del concepto teológico de ordo amoris (orden del amor), empleado por el vicepresidente para justificar una jerarquía de prioridades nacionales que excluye a muchos inmigrantes. “El verdadero ordo amoris es el que brota de la parábola del Buen Samaritano”, escribió el papa, en un llamado a la fraternidad universal sin distinción de origen.
Durante la reunión, según el comunicado oficial difundido por el Vaticano, se abordaron temas internacionales como los conflictos bélicos, las tensiones geopolíticas y las crisis humanitarias, con especial énfasis en la situación de los migrantes, los refugiados y los prisioneros. Si bien el tono fue diplomático, el contexto deja claro que el encuentro no estuvo exento de tensión.
Las diferencias no se limitan al ámbito migratorio. En declaraciones previas a La Repubblica, el cardenal Parolin expresó reservas sobre la actual administración estadounidense, subrayando que representa una ruptura con las alianzas y valores compartidos que tradicionalmente han unido a Estados Unidos y Europa Occidental. Sobre Ucrania, otro punto sensible, el Vaticano reiteró su apoyo a la soberanía de ese país, desmarcándose así del enfoque de la Casa Blanca, más centrado en la negociación inmediata de un alto el fuego.

Las fricciones se han acentuado desde que la administración Trump redujera drásticamente los fondos asignados a la USAID, afectando programas de asistencia internacional. A esto se suman las recientes deportaciones de migrantes, incluidos casos en los que han sido enviados directamente a cárceles en El Salvador, situación que ha despertado una fuerte preocupación en sectores eclesiásticos.
Vance, por su parte, ha respondido a las críticas acusando a algunos sectores de la Iglesia de tener “intereses creados”, sugiriendo que las objeciones episcopales están vinculadas a la recepción de fondos federales por parte de organizaciones católicas que trabajan en el reasentamiento de migrantes. La Conferencia Episcopal respondió con firmeza, aclarando que dichos fondos no cubren ni remotamente el coste real de esa labor humanitaria.
A pesar de este clima de desacuerdo, el comunicado final del Vaticano subrayó el deseo de mantener “una colaboración serena” entre la Iglesia Católica en Estados Unidos y el Estado, reconociendo “el valioso servicio” que brinda a los más vulnerables. También se reiteró el compromiso compartido de defender la libertad religiosa y de conciencia, un terreno donde aún parece posible construir consensos.