Rusia emite orden de captura contra Kaja Kallas, primera ministra de Estonia, en medio de tensiones por eliminación de memoriales soviéticos

Rusia emite orden de captura contra Kaja Kallas, primera ministra de Estonia, en medio de tensiones por eliminación de memoriales soviéticos

Kaja Kallas

En un giro inesperado, Rusia ha emitido órdenes de búsqueda y captura contra tres altos funcionarios de los países bálticos, incluida la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas. Esta medida se produce en el contexto de una creciente disputa sobre la eliminación de memoriales soviéticos en los estados bálticos.

La decisión de Rusia ha generado sorpresa y preocupación en la región. Según Dmitro Peskov, portavoz del Kremlin, estas personas son responsables de decisiones que consideran un insulto a la historia y acciones hostiles contra la memoria histórica de Rusia.

Además de Kallas, el secretario de Estado de Estonia, Taimar Peterkop, y el ministro de Cultura de Lituania, Simonas Kairys, también figuran en la orden de búsqueda. Sin embargo, las autoridades rusas no han especificado los cargos exactos en su contra.

El conflicto se centra en la percepción divergente de la historia. Mientras los países bálticos consideran que fueron ocupados por la Unión Soviética, Rusia se ve a sí misma como un liberador. Moscú ha calificado cualquier intento de reinterpretación de esta historia como una «falsificación», algo considerado un delito en Rusia.

Las tensiones entre Rusia y los países bálticos se han exacerbado aún más debido al conflicto en Ucrania. Los países bálticos, preocupados por una posible invasión rusa, han mostrado un firme apoyo a Ucrania en su enfrentamiento con Rusia.

Esta situación ha generado una escalada retórica por parte de ambas partes. La portavoz diplomática rusa, Maria Zajárova, advirtió que los «crímenes» contra la memoria de quienes lucharon contra el nazismo tendrán consecuencias, marcando un tono de confrontación.

La eliminación de monumentos heredados de la era soviética en los países bálticos ha sido interpretada como un rechazo simbólico al pasado soviético y una afirmación de su identidad nacional independiente.

Ante este panorama, la comunidad internacional sigue con atención los desarrollos en la región, preocupada por una posible escalada en las tensiones entre Rusia y los países bálticos, ambos miembros de la Unión Europea y la OTAN.