
REDACCIÓN | Panamá en Directo
Panamá | abril 21, 2025Audio generado por AI para Panamá en Directo
Panamá en Directo | El último deseo del Papa Francisco: un funeral sin pompas y lejos del Vaticano
El Papa también eligió no ser sepultado en las grutas vaticanas
En las primeras horas de la mañana de este lunes, la Santa Sede confirmó el fallecimiento del Papa Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio, a los 88 años de edad. El pontífice argentino, primero de América Latina, murió tras varios días hospitalizado debido a una neumonía bilateral que había agravado su ya delicado estado de salud. Su partida marca el fin de un papado profundamente transformador y el inicio de un nuevo periodo de incertidumbre y transición para la Iglesia católica.
Un último adiós según su voluntad
Fiel a la sobriedad que lo caracterizó desde su elección en 2013, el Papa Francisco dejó instrucciones precisas sobre cómo debía llevarse a cabo su funeral. En contraste con los ritos tradicionales, no habrá exposición de su cuerpo en un catafalco en la Basílica de San Pedro, ni se empleará el ataúd triple que fue norma en siglos pasados. En su lugar, reposará en un sencillo féretro, como testimonio final de su opción por la austeridad.
El Papa también eligió no ser sepultado en las grutas vaticanas, donde descansan muchos de sus predecesores, sino en la Basílica de Santa María la Mayor, en una capilla que alberga el icono de la Salus Populi Romani, símbolo mariano ante el cual tantas veces oró en silencio. Es allí donde quiso reposar, cerca del pueblo y bajo la protección de la Virgen.
La Iglesia entra en sede vacante
Con su fallecimiento, la Iglesia Católica entra oficialmente en periodo de “sede vacante”, tal como lo establece la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996. Durante este tiempo, toda autoridad pontificia queda suspendida y el gobierno provisional de la Iglesia recae en el camarlengo, cargo que actualmente ostenta el cardenal estadounidense Kevin Joseph Farrell.
Farrell, en coordinación con el Colegio de Cardenales, administrará los asuntos ordinarios del Vaticano mientras se convoca al cónclave que deberá elegir al próximo Papa. No se ha fijado aún una fecha para dicho encuentro, aunque se espera que tenga lugar en las próximas semanas.
Un liderazgo sin delegación posible
Durante su convalecencia, Francisco enfrentó los límites del derecho canónico respecto a la sucesión del poder papal en casos de incapacidad. La figura del Papa, por naturaleza, no admite suplencias. No se trata de una jefatura compartida ni de un rol político delegable. El Papa es, en la estructura eclesial, un monarca absoluto cuyo poder es pleno, inmediato y universal.
No existe, en la legislación vigente, una fórmula precisa para manejar situaciones de enfermedad terminal o incapacidad profunda, lo cual ha abierto un espacio de reflexión que probablemente será revisado por la Iglesia en el futuro. Mientras tanto, durante su enfermedad, Francisco delegó algunas funciones concretas —como las audiencias del Jubileo— al arzobispo Rino Fisichella, aunque siempre conservó la autoridad suprema.
A diferencia de sus antecesores recientes, Francisco no contó con un asistente personal que hiciera de enlace entre su figura y el resto del mundo eclesiástico. Ni un Georg Gänswein, como en el caso de Benedicto XVI, ni un Stanisław Dziwisz como lo fue para Juan Pablo II. Su estilo solitario, incluso en la enfermedad, dejó entrever una voluntad de evitar personalismos y reforzar el papel colegiado de la Iglesia.
Un legado espiritual y político
Francisco será recordado no sólo por su cercanía con los pobres, sus constantes llamados a la paz y a la justicia social, o su defensa del medioambiente, sino también por haber impulsado reformas internas que, si bien resistidas, marcaron una línea clara de apertura y modernización.
Su muerte deja un vacío notable en un mundo convulso, donde su voz era una de las pocas que aún apelaba con firmeza a la conciencia moral colectiva. Y ahora, mientras sus restos son preparados para un sepelio sobrio y profundamente simbólico, millones de fieles en todo el planeta elevan oraciones por el pastor que supo caminar entre ellos.