Israel golpea el corazón del programa nuclear iraní en operación sin precedentes

Los bombardeos dañaron sitios clave en Natanz, Isfahán y Fordow, pero expertos advierten que el programa nuclear iraní podría recuperarse en pocos meses

Israel ha ejecutado una ofensiva militar sin precedentes contra el programa nuclear de Irán, con bombardeos dirigidos a las instalaciones estratégicas de Natanz, Isfahán y Fordow, así como a figuras clave del desarrollo científico nuclear. Las operaciones, que también alcanzaron instalaciones del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), buscan interrumpir de manera decisiva la capacidad de Teherán para construir un arma nuclear.

De acuerdo con fuentes israelíes y estadounidenses, el ataque contra la planta de Natanz logró destruir infraestructuras críticas, incluyendo el suministro eléctrico subterráneo donde operan miles de centrífugas de enriquecimiento de uranio. Las imágenes satelitales muestran daños severos en al menos dos edificios y en los generadores de respaldo. Aunque las zonas subterráneas no habrían sido alcanzadas directamente, la pérdida de energía podría haber dañado irremediablemente las centrífugas.

Ali Vaez, experto del International Crisis Group, explicó que la cadena de suministro nuclear de Irán ha sido “interrumpida”, pero advirtió que el país podría restaurarla en cuestión de meses, dado que conserva tanto el conocimiento técnico como los materiales esenciales.

En la instalación de Isfahán, considerada el mayor complejo de investigación nuclear de Irán, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó daños en al menos cuatro estructuras, contradiciendo la versión oficial iraní que minimizaba el impacto. Israel sostiene que el sitio albergaba avances significativos hacia el desarrollo de una bomba nuclear.

El ataque a Fordow, enterrado profundamente en las montañas al norte de Irán, no habría generado daños sustanciales. Según el OIEA, la planta sigue operativa. Dado su nivel de protección, expertos consideran que solo bombas perforadoras de alta capacidad —como las que posee Estados Unidos— podrían neutralizarla por completo.

Además de los sitios nucleares, la ofensiva israelí alcanzó objetivos militares como instalaciones del IRGC en el oeste de Teherán y en Piranshahr, donde se registraron daños visibles y la muerte de altos mandos, incluyendo al general Hossein Salami, jefe del IRGC.

Israel justifica los ataques alegando que Irán ha superado umbrales críticos de enriquecimiento de uranio, acercándose peligrosamente al 90 % requerido para una bomba nuclear. Teherán, por su parte, niega que su programa tenga fines armamentistas y ha prometido responder.

A pesar de los bombardeos, el OIEA no ha detectado niveles anormales de radiactividad fuera de las plantas atacadas, aunque sí reportó contaminación química y radiológica interna en Natanz. El riesgo de una explosión en los depósitos de uranio altamente enriquecido sigue siendo una preocupación.