
REDACCIÓN | Panamá en Directo
Panamá | abril 22, 2025Audio generado por AI para Panamá en Directo
Panamá en Directo | El Cardenal Farrell certifica oficialmente la muerte del Papa Francisco en una ceremonia íntima en la Casa Santa Marta
En la penumbra de la capilla privada de la Casa Santa Marta, corazón espiritual y doméstico del Vaticano, se celebró el lunes por la noche uno de los ritos más solemnes del protocolo pontificio: la constatación oficial de la muerte de un Papa. El Cardenal Kevin Farrell, Camerlengo de la Santa Iglesia Romana, presidió la ceremonia que marca el paso de una era y el inicio de la sede vacante.
Ante un reducido y profundamente conmovido grupo de presentes, Farrell ofició el rito tradicional que establece, de manera canónica y ritual, la defunción del Sumo Pontífice. Allí se encontraban el Decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, varios miembros de la familia del Papa fallecido y los doctores Andrea Arcangeli y Luigi Carbone, director y subdirector, respectivamente, de la Dirección de Salud e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano.
El momento fue sobrio pero cargado de simbolismo. En silencio, el cuerpo del Papa Francisco fue dispuesto cuidadosamente dentro del ataúd, según el ceremonial establecido para los pontífices difuntos. El acto no solo confirma el fallecimiento desde un punto de vista eclesiástico y legal, sino que también sirve de transición hacia los días de luto y preparación que preceden el cónclave.
Poco después del rito, el Dr. Arcangeli dio a conocer oficialmente el informe médico. Según el documento, el Papa Francisco falleció a causa de un accidente cerebrovascular que derivó en un coma profundo y en un colapso cardiocirculatorio irreversible. La información clínica también reveló que el Pontífice, de 88 años, arrastraba antecedentes médicos delicados: una insuficiencia respiratoria aguda provocada por una neumonía bilateral de origen multimicrobiano, bronquiectasias múltiples, hipertensión arterial y diabetes tipo II.
El fallecimiento del Papa marca el cierre de un pontificado que dejó una profunda huella en la historia reciente de la Iglesia Católica. Mientras el mundo católico comienza a llorar su partida, se activan en paralelo los rituales y procedimientos que conducirán, eventualmente, a la elección de su sucesor.










